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Amigas I, María Bastarós

Amigas I

 

A veces sueño

Con la amiga feminista definitiva

 

La conoceré en un rave

Se acercará

Con oscilantes pasos de Doctor Martens

Y un trozo de pastilla en la mano

 

Y me dirá

 

Toma tía

Un cuartito pa ti sola

Como la Virginia Woolf

 

María Bastarós. Zaragoza, España. 

 

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El cemento de una casa, Manuela Gómez

Parece de mentira el balcón

y cuesta ver las plantas

donde escondimos

los soldaditos de plástico.

Ya no está el jazmín,

se secó el olor de las noches.

La loma ya no se empina

y no hay frutos duros

que alimenten los murciélagos.

Alguien arrancó

la cerca de bambúes.

Se extinguieron todos

los animales de la enciclopedia

ilustrada.

Guarda poco el cemento

de una casa.

Dicen más las tórtolas

que vuelan bajito,

casi tocando el pavimento.

Vale más la imagen

que desgasto todavía:

bajo las cobijas

de lana gris,

mamá permite

que yo haga

una cueva a medida

dormir otra vez

cerca a su vientre.

Quién sabe si ahora

llegue a ese espacio estrecho

casa debajo de la casa.

Manuela Gómez, poeta y profesora. Medellín 1985

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Fui a una manifestación, María Lucesole

 

Fui a una manifestación y la sentía

cerca de mí, enfrente de mí,

dentro de mí.

Como un laberinto de gente

que es ella misma el espacio

que para los demás dejan sus muros.

Laberintos de árboles, de mármol,

de personas que se mantienen

todas juntas

formando figuras extraordinarias bajo el cielo.

Me senté entre la gente y la sentía cerca de mí,

miré tantas piernas y caras enfrentando al sol

en contrapicada mientras llegaba una música

que pareció estar ahí desde otra vida.

Algunos bailaron tristemente,

yo sentí que estaba ahí por retener la sensación

de la gente reunida,

con el temor de que alguna vez

pase a ser solo un recuerdo.

El único temor, por cierto:

que la figura extraordinaria deje de armarse

y que cada laberinto pase a ser la marca interior

de un tiempo pasado de lucha.

Fui a una manifestación

y la sentí dentro de mí,

cerca de mí.

Enfrente de mí había músicos y lemas,

personas viviendo en lo importante,

¿queda otra opción? Temí,

no poder sentir más esa calidez

inexplicable y sin reemplazo

de los cuerpos abrazados

de los desconocidos.

Fui a una manifestación

y la sentía dentro de mí,

me atravesaba ese laberinto de gente

como el reflejo del sentimiento

de mi alma

que aún no conozco,

como el brillo de la luna en el agua,

me atravesaba la gente.

María Lucesole (Buenos Aires, 1988) 

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La contorsionista, Margarita Pintado

Ayer fuimos al circo
Para ver a una contorsionista
Contorsionarse toda
Sobre una plataforma
Mínima como su cuerpo
La gente aplaudía de pie
La contorsionista venía de muy lejos
Según el narrador del circo
De tierras lejanas, la cintura
Como un pájaro loco, girando en círculos
Obscenos. La sonrisa elástica
Los ojos tristes y muy quietos
Me tuve que tapar la cara
En el momento culminante
Cuando la contorsionista deja de ser alguien
Y se convierte en una masita redonda
Pensé que se nos rompía
La mujer-muñeca
Venida de tan lejos.
Yo también vengo de lejos
Yo también me contorsiono toda
Por dentro, como todo el mundo
Sin aplausos ni sonrisa.

Margarita Pintado (San Juan, Puerto Rico, 1981)

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